Proyecto Global FES | Fin a la trampa de la deuda

La situación de la deuda soberana a nivel global expresa una crisis financiera que amenaza con alejar cada vez más el desarrollo sostenible, la transición energética justa y la garantía de los derechos humanos a los países entrampados en ella.

El COVID-19 obligó a los Estados a intervenir fuertemente en sus economías nacionales para garantizar la asistencia sanitaria y mantener los ingresos de la población. Las subvenciones y las transferencias directas provocaron un aumento significativo de la deuda, especialmente en los países con una capacidad limitada para recaudar impuestos. Ahora, muchos países del Sur Global se enfrentan a graves problemas sociales y económicos causados por los altos niveles de endeudamiento.

En la actualidad, más de la mitad de los países de renta baja presentan un alto riesgo de sobreendeudamiento o están inmersos en una crisis de insolvencia o liquidez. Al menos 45 países en desarrollo gastan más en el pago de intereses de la deuda que en sanidad, y 19 de ellos gastan más en intereses que en educación. Debido a esto la calidad de vida y los derechos humanos están fuertemente comprometidos. Tras la pandemia, el escenario de referencia para las crisis ha cambiado. La policrisis es ahora la nueva normalidad, pero está situación  no se refleja en cómo a nivel internacional y nacional se determina la sostenibilidad de la deuda.

Un movimiento para encontrar soluciones

Los expertos económicos, la sociedad civil, los sindicatos, las organizaciones internacionales y los responsables políticos de todo el mundo están trabajando para encontrar un nuevo consenso internacional sobre la gestión de la deuda que alivie la carga de los países afectados. Abundan las buenas iniciativas - procedimientos de insolvencia soberana, reforma de los marcos de sostenibilidad de la deuda, incluso visiones de un gran acuerdo entre los bancos multilaterales de desarrollo, el sector privado y los gobiernos nacionales para el alivio de la deuda y el crecimiento - éstas y más propuestas están sobre la mesa. 

Sin embargo, todavía no estamos cerca de encontrar una solución sólida e integradora del problema, que sirva tanto a los países de renta baja como a los de renta media, que aborde la la insolvencia y a la iliquidez, que tenga en cuenta la diversidad de  acreedores, y que no se limite a un planteamiento económico del problema, sino que aborde también las complejas cuestiones políticas y humanitarias.

Los países que se encuentran en  una situación crítica de sobreendeudamiento o de default suelen enfrentarse solos a los retos de tal situación. Los gobiernos deben gestionar difíciles negociaciones con las instituciones financieras internacionales y/o los prestamistas bilaterales, tanto en el lado privado como en el público, al tiempo que intentan garantizar protección social y mantener la cohesión social.

Centrarse en el papel de los parlamentos y la legislación

El proyecto busca articular experiencias nacionales con las discusiones globales sobre reformas de la arquitectura financiera internacional. En este sentido, la FES está promoviendo un grupo consultivo global de expertos y profesionales de la política para coordinar un debate sobre la deuda en todas las regiones, proporcionar asesoramiento estratégico a los responsables políticos progresistas de los países afectados y acompañar el proceso mundial de toma de decisiones. Esto incluye dar forma a los debates en la ONU y las IFI, en particular la Cumbre del Futuro de septiembre de 2024 y la cuarta conferencia sobre Financiación para el Desarrollo de 2025.

Buscamos acompañar a este grupo para que consolide los mejores enfoques desarrollados hasta ahora, proporcione orientación a los gobiernos nacionales y a las instituciones internacionales, y promueva la defensa de soluciones justas y políticamente viables que prioricen el bienestar de las personas. El espacio está liderado por Martín Guzmán, ex Ministro de Economía de Argentina y actual Profesor de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia, y Paola Subacchi, Cátedra entrante de Deuda Soberana de Sciences Po y ex Directora de Investigación de Economía Internacional de Chatham House.