Entrevista a Martin Schulz, presidente de la Friedrich-Ebert-Stiftung

Martin Schulz: La UE ha descuidado a América Latina durante demasiado tiempo

«Como líder del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo y como Presidente del Parlamento Europeo, he señalado una y otra vez que no hay región en este planeta que tenga tantas similitudes con Europa en el plano cultural, económico y político como América Central y del Sur», dijo Schulz.

El presente artículo es parte de nuestro informe especial Relaciones UE-América Latina: valores compartidos y oportunidades perdidas.

Mientras la Unión Europea busca forjar lazos más estrechos con las democracias del mundo en medio de la guerra en Ucrania, hay una región que ha sido muy descuidada hasta el momento, a pesar de su gran potencial como eventual socia: América Latina.

La encuesta "América Latina – Unión Europea: miradas, agendas y expectativas", realizada por la FES y Nueva Sociedad, consultó a 12.000 personas en 10 países latinoamericanos y halló que los ciudadanos de esta región ven a la UE como su socio preferido, y existe una significativa coincidencia cuando se trata de valores como los derechos humanos o el multilateralismo. EURACTIV habló con el presidente de la FES, Martin Schulz, sobre los resultados de la encuesta y lo que significan para la UE.

Martin Schulz es el presidente de la Friedrich-Ebert-Stiftung. Entre 2012 y 2017, fue presidente del Parlamento Europeo, antes de ser elegido candidato principal de los socialdemócratas en las elecciones federales de Alemania de 2017.

PUNTOS DESTACADOS DE LA ENTREVISTA

A pesar de su gran potencial como socia cercana en tiempos de crisis y fuera de ellos, América Latina sigue siendo muy descuidada por la UE y, a menudo, es considerada como una extensión de la política exterior española o portuguesa.

La guerra de agresión rusa hizo que algunos Estados latinoamericanos tomaran distancia de la UE en lo que respecta a su relación con Rusia, ya que las sanciones serían demasiado costosas para ellos.

Europa tiene que hacer más para asistir económicamente a la región para evitar que se amplíen las brechas sociales y debe intensificar la cooperación económica con América Latina en condiciones de igualdad.

La UE tiene una ventaja sobre China en la región porque la población latinoamericana reconoce que prefiere tener de socia a la UE. Pero la UE tiene que actuar de inmediato para usar esto en su propio beneficio.

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Su representativo estudio muestra claramente un excelente potencial en las relaciones entre la UE y América Latina. ¿Por qué la UE ha descuidado durante tanto tiempo una región tan importante?

Esto es algo completamente inexplicable, contra lo cual he estado luchando durante muchos años. Como líder del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo y como Presidente del Parlamento Europeo, he señalado una y otra vez que no hay región en este planeta que tenga tantas similitudes con Europa en el plano cultural, económico y político como América Central y del Sur. Esto no se limita a la perspectiva socialdemócrata sino a toda la orientación básica de estos países. Y es algo que no debe subestimarse.

Si miramos lo ocurrido en el último año y medio, en especial con respecto a las elecciones en Chile, Colombia y posiblemente también en Brasil, los gobiernos progresistas de Europa, en particular, harían muy bien en esforzarse más para llegar a América Latina.

Hay dos razones principales que explican el descuido de las relaciones con América Latina: un problema es que algunos Estados miembros de la UE, como la República Federal de Alemania, eligen los países económicamente más interesantes y luego se enfocan sobre todo en el nivel bilateral.

Al mismo tiempo, muchos ven la política latinoamericana como una continuación de las relaciones exteriores hispano-portuguesas, solo que con una dimensión europea. Estos son, para mí, los principales factores detrás de este descuido de la región.

¿Espera un mayor enfoque en América Latina en este contexto, especialmente debido a la tensa situación geopolítica actual?

Creo que el Parlamento Europeo es la institución de la UE con mayor apertura mental hacia América Latina. Es muy consciente de la importancia de la región.

Un peligro es que algunos Estados latinoamericanos están tomando distancia de la Unión Europea en lo que respecta a su relación con Rusia.

Si bien los políticos latinoamericanos — especialmente los de izquierda — condenan esta guerra vergonzosa, muchos no apoyan las sanciones impuestas a Rusia. Muchos políticos me lo confirmaron durante mi viaje a San Pablo, Montevideo y Buenos Aires.

Allí me dijeron: ustedes, los europeos ricos, pueden afrontar el aumento de los precios de la energía y de los alimentos. Pero ese aumento aquí significa hambre para algunos sectores de la población y el colapso de la clase media, lo que producirá gran agitación política.

¿La UE necesita a América Latina como un socio geopolítico fuerte en este momento?

Por supuesto. Especialmente en esta tensa situación, en la que las democracias están siendo atacadas, claramente necesitamos a la región como socia. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos son favorables al multilateralismo y respaldan firmemente a las Naciones Unidas. Son todos gobiernos que quieren ver los derechos fundamentales individuales consagrados como principios, especialmente los nuevos gobiernos de Colombia y Chile. En este contexto, la UE haría bien en asegurarse no perder a estos países como socios.

¿Qué podría hacerse ahora para fortalecer la cooperación en estas áreas?

La UE debe, sobre todo, introducir una política económica que permita a los Estados latinoamericanos llevar a cabo una asociación justa en condiciones de igualdad. Para ello es necesario apoyo financiero de la mano de la política comercial. Esto significa también que la política comercial de la UE no debe enfocarse principalmente en la apertura de mercados.

La materialización podría darse, por ejemplo, en el acuerdo con el Mercosur. Sin embargo, para que funcione, los Estados latinoamericanos tendrían que ponerse de acuerdo sobre la estrategia del Mercosur. Esto es muy difícil en un país como Brasil, que tiene mucha influencia económica y política en la región.

Pero la UE debería estar enviando el siguiente mensaje: nuestro mercado está abierto para ustedes y estamos listos para ayudarlos financieramente a cerrar las brechas sociales que en la actualidad se ven exacerbadas por la crisis alimentaria.

La Comisión Europea afirma que ya está negociando con América Latina en un pie de igualdad.

Por cierto, los socios latinoamericanos ven las cosas de manera diferente. Continúan diciendo que las negociaciones no se están llevando a cabo en condiciones de igualdad. Son precisamente los intereses particulares de algunos Estados miembros los que dificultan la materialización del acuerdo con el Mercosur.

Sin embargo, como ya he dicho, también es necesario que los latinoamericanos finalmente den su visto bueno al acuerdo.

Déjeme pasar a las divisiones sociales que ha mencionado: ¿cómo podría la UE apoyar a los países latinoamericanos en este aspecto?

En primer lugar, económicamente. Los países latinoamericanos necesitan dinero. Algunos de ellos no lo tienen y por lo tanto dependen del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional. Argentina es un buen ejemplo: a fines de septiembre vence la próxima cuota de ese país acordada con el FMI. Y esto sucederá con una Argentina sumida actualmente en una profunda crisis. Argentina no solo está luchando contra una inflación vertiginosa, sino que también necesita con urgencia usar su dinero para acumular suministros de alimentos en el país para evitar la escasez en otoño.

El presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, también aborda el problema con bastante claridad al decir que se necesita el dinero del FMI para evitar que la crisis se agrave en la situación actual. Es apremiante afrontar la crisis de deuda que afecta a algunos países latinoamericanos. Tanto Europa como Estados Unidos deben dar una mano. Las empresas europeas también juegan un papel crucial y podrían ayudar a invertir allí donde no se lo está haciendo.

Igualmente importantes en este contexto son las políticas para el desarrollo de habilidades y educativas, tanto en el nivel escolar como en el universitario. Invertir en la formación de la gente joven es un requisito esencial para las inversiones financieras. La UE debe volverse aún más activa en este campo.

Su representativo estudio ilustra la opinión de la población latinoamericana. En muchas áreas, en especial en lo concerniente a cuestiones relacionadas con el valor, existe una gran coincidencia. Sin embargo, en el nivel del liderazgo político, todavía hay discrepancias significativas. ¿Por qué se da esto?

Si pudiéramos construir nuestra asociación únicamente sobre la base de la voluntad de la población, alcanzaríamos nuestra meta con relativa rapidez. Pero el problema suelen ser los gobiernos: en Brasil, por ejemplo, donde el presidente Jair Bolsonaro, elegido democráticamente, ha mostrado una postura muy populista. Es, por así decirlo, un Trump del Amazonas. Pero eso también es aplicable a Venezuela y, en cierta medida, a los gobiernos centroamericanos.

La UE tiene actualmente, sin embargo, una amplia gama de socios en América Latina con los que dialogar —especialmente desde el giro a la izquierda dado en las últimas elecciones—, y con los que comparte algo: la idea de que fortalecer la cooperación multilateral es necesario para defender la democracia.

Por eso creo que en la dirigencia política de la mayoría de los países latinoamericanos hay una gran concordancia con los resultados de nuestra encuesta. Quieren cooperar con Europa porque creen que la vía europea hacia la democracia es la correcta.

Muchos analistas advierten actualmente que de la guerra en Ucrania y los lazos cada vez más estrechos entre Rusia y China podría surgir una nueva era de política de bloques. ¿Existe el peligro de que China pueda establecerse como un socio de preferencia en la región si la UE no actúa ahora?

Creo que en América Latina no es tan así. China enfrentará obstáculos más grandes allí que en Asia o África. La estrategia china es clara. Para los chinos, la cooperación para el desarrollo no se basa en ninguna condicionalidad. Ellos dicen: «Aquí tienes dinero, danos tus materias primas. No nos interesa ninguna otra cosa que hagas». Por supuesto, esto es particularmente atractivo para las dictaduras y los regímenes autoritarios. Más atractivo, en todo caso, que la UE, que impone requisitos específicos a la hora de comenzar una cooperación, como el Estado de derecho, la transparencia y el respeto a los derechos fundamentales.

Por eso creo que tenemos una ventaja sobre China, especialmente en América Latina, porque la población reconoce que prefiere a la UE como socia. Pero eso también significa que debemos actuar ahora.

¿Dónde tendríamos concretamente que actuar?

Sobre todo, en política financiera y comercial. Y ese es el gran problema de la UE, como también el problema de las instituciones con sede en Bruselas. Están tan obsesionadas con los asuntos internos de la UE que a veces carecen de una visión geopolítica del papel de la Unión. El Green New Deal, por ejemplo, está demasiado enfocado en el ámbito interno, en lugar de ser una oferta para otras regiones del mundo. La UE tiene que mejorar mucho en este aspecto.

Con su iniciativa de infraestructura —el Global Gateway—, la UE también se ha fijado el objetivo de volver a desempeñar un papel más importante en el escenario internacional. ¿Qué tendría que pasar aquí?

Tendría que responder a esta pregunta con gran detalle. También es una pregunta que depende de cada país. Cuando hablamos de implementar estrategias como el Global Gateway, tenemos que abandonar la idea de que América Latina es una entidad homogénea.

En países como México, Argentina y Brasil, los países latinoamericanos más grandes, creo que debemos centrar el apoyo europeo en lo siguiente: ¿cuáles son las inversiones que ayudan a la población local y, al mismo tiempo, ayudan al país a cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible trazados en la Agenda 2030, es decir, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?

En Brasil, por ejemplo, esto se traduciría en no invertir en ninguna carretera si queremos contrarrestar la deforestación de la selva tropical, sino en crear oportunidades económicas en aquellas regiones donde la gente vive de la explotación forestal. Tendríamos que invertir en proyectos concretos que ayuden a crear empresas o apoyen la formación y la educación.
 

[Editado por Alice Taylor]

Traducción: Carlos Díaz Rocca

Artículo original:  https://www.euractiv.com